domingo, 24 de enero de 2021

2º de Bachillerato: resumen, tema, tesis y argumentos para "Nuestro diminuto mundo"

 

Nuestro diminuto mundo

Gabriela Wiener

Sí, no sabemos muy bien cómo vamos a continuar con lo que estábamos haciendo, aunque tampoco me acuerdo muy bien de qué estábamos haciendo. Vivíamos del cuento, creo, se nos daba bien lo de escribir. Pero qué sigue. Que si publico un libro ni idea de si podré presentarlo, viajarlo, firmarlo, venderlo, regalarlo. Ahora bien, ¿de qué coño de libro hablo si aún no lo he escrito? Y para qué escribir un libro que no tiene nada que ver con el coronavirus, o sea, ¿le va a importar a alguien? Bueno, no sé si antes le importaba a alguien. Antes teníamos una idea muy ligera de la relevancia. No diré presuntuosamente que lo que hacía (¿hago?) es "patrimonio inmaterial", patrimonio no, seguro; inmaterial sí, cada vez más inmaterial. Ya todo lo que sé hacer se puede mandar por un mail. Menos mal que no hago películas, que pesan mucho.

Nuestras vidas están supeditadas a causas de fuerza mayor por depender del mainstream, de su goteo. Si me hubiera quedado haciendo fanzines en casa otro gallo cantaría. Mi amiga librera me ha dicho que lo más vendido de su tienda ahora exclusivamente online es Camus. Como siempre, los escritores esperando alguna pandemia póstuma para reír último y mejor. En fin, que esta no va a ser nuestra verbena. Y seguirán vendiendo los que venden, aunque menos. Los datos del estudio mensual del Observatorio Lector del Ministerio de Cultura son claros: la venta de libros cayó durante el mes de abril un 76%. Y la caída no fue mayor gracias al libro electrónico.

Queda muy bien decir: ay, tengo mil cancelaciones. Adiós a la girita americana, a mi adelanto millonario, a mi fichaje, al cartel con mi cara en la feria del libro, adiós a las cinco temporadas de la serie sobre mi vida en Netflix, adiós al estreno, adiós a las vacaciones de verano, adiós a la casa propia. Eso quiere decir que al menos tenías algo, cabrona, sueños, no sé. Qué bien suena todo lo que tenías. Suena bien, suena sospechoso, suena a márketing, pero otra cosa es comer. Justo cuando habíamos descubierto que lo presencial nos daba más dinero que el streaming, que todos queríamos ser estrellas del pop. Ahora somos todos youtubers primerizos, y me temo que el pastel de Youtube no da para alimentar tantas bocas.

Por el momento nadie me ha ofrecido dinero para aparecer en una entrevista, en un directo, en una charla, conversación o lo que sea online, pero sí me han ofrecido que los haga, a montones. Por el momento no es que no tenga nada que decir, es que me estoy haciendo la muerta. Todos en visto. Lo siento, no puedo acompañar tu aburrimiento, tu proyecto desinteresado, tu desolación con mi arte free porque estoy friendo pollo para mis hijos confinados. También hay psicólogos online, ¿sabes? Y también cobran.

Ideas párrafo a párrafo:

 

-          P1: La crisis del coronavirus ha afectado con dureza a los trabajadores del sector cultural, como la escritora que firma el artículo.

-          P2: Solamente sobrevivirán y seguirán vendiéndose los escritores consagrados y los clásicos de siempre.

-          P3: El “postureo” en las redes sociales y la frivolidad de los artistas durante el confinamiento suena a marketing y queda muy bien de cara a la galería, pero la cruda realidad es que los escritores también tienen que ganar un sueldo con el que poner comida encima de la mesa.

-          P4: La autora concluye: le han ofrecido todo tipo de apariciones online sin remunerar, pero las rechaza por agotamiento, por considerar que no tiene nada importante que decir y porque, en definitiva, está demasiado ocupada para trabajar gratis para otros.

 

Algunos argumentos:

-          Argumento estadístico: datos del Observatorio Lector (segundo párrafo)

-          Argumento comparativo (contraste): compara el trabajo a distancia de los psicólogos con el de los escritores. Contraste porque los psicólogos online siguen cobrando.

-          Argumento de experiencia personal: la autora habla en primera persona y se refiere continuamente a cómo está viviendo el confinamiento: no tiene tiempo de nada, se está encargando de sus hijos, etc. (Último párrafo, por ejemplo)

-          Argumento de ejemplificación: el listado de quejas de los escritores en las redes sociales (tercer párrafo) se usa como ejemplo de quien quiere aparentar un éxito que no es tal (suena sospechoso, suena a marketing)

 

 

RESUMEN: La crisis desatada por el coronavirus ha generado una gran incertidumbre entre los trabajadores del sector cultural, y más concretamente, entre los escritores, por ser el suyo un trabajo cuyo producto es inmaterial. Esta situación es todavía más grave para los escritores poco conocidos, puesto que los que siempre seguirán vendiéndose, aunque sea online, serán los autores consagrados. El confinamiento ha obligado a los creadores a trabajar a distancia utilizando las redes sociales y vendiendo una imagen de éxito que parece puro marketing y que no reporta beneficio económico inmediato, por lo que los autores minoritarios difícilmente podrán salir adelante en una situación así.

TEMA: reflexión sarcástica sobre la difícil situación que viven los escritores como consecuencia de la crisis del coronavirus.

 

TESIS: la autora rechaza las colaboraciones no remuneradas como forma de trabajo para un escritor durante la cuarentena. Aparece de forma implícita y expresada de manera irónica en el último párrafo: Lo siento, no puedo acompañar tu aburrimiento, tu proyecto desinteresado, tu desolación con mi arte free porque estoy friendo pollo para mis hijos confinados. También hay psicólogos online, ¿sabes? Y también cobran.

 

Estructura sintetizante:

-          En el primer párrafo plantea el tema (reflexión sobre la situación complicada para los escritores).

-          En el segundo y tercer párrafo explora varias dimensiones de la situación (sólo sobrevivirán los consagrados, y el resto se pelean por aparentar trabajando gratis en las redes sociales).

-          En el tercero llega a la tesis: ella no va a sumarse a esa ola de trabajo gratuito y falsa apariencia en redes.

sábado, 23 de enero de 2021

2º de Bachillerato: comenzamos con la morfología

Llegamos este curso a la cuestión de morfología, un apartado capital del examen de selectividad, por suponer la alternativa a la opción de sintaxis. Recordemos que en un modelo de examen aparecerá morfología y en el otro, sintaxis, así que es imprescindible que los que lleváis regular la sintaxis (que sois la inmensa mayoría) tengáis muy controlada la morfología.

Vamos en primer lugar con el enunciado de la pregunta:


Como veis, el enunciado pide hacer tres operaciones con cada palabra, y aparecen 5 palabras, a 0,3 puntos cada una de ellas:


1. Descomponerla en sus formantes morfológicos (segmentarla en raíz, morfemas, etc.)
2. Señalar la categoría léxica (siempre son sustantivos, adjetivos, verbos o adverbios)
3. Indicar la clase de palabra (simple, derivada, compuesta o parasintética)



Creo que este ejercicio es bastante sencillo siempre y cuando llevéis una buena base. Se resuelve relativamente rápido y no suelen caer palabras muy raras. Claro, que ocurre como con la sintaxis: todo dependerá de vuestro nivel previo.

En las siguientes sesiones nos dedicaremos a repasar la teoría fundamental sobre análisis morfológico, y nuestra principal herramienta de trabajo será el siguiente documento en PDF (que podéis descargar para imprimir haciendo click en el icono de la esquina superior derecha):





viernes, 22 de enero de 2021

2º de Bachillerato: tareas de comentario de texto voluntarias

 Hola, chic@s. El objetivo de esta entrada es plantearos unos cuantos textos para que podáis seguir ejercitándoos en el comentario y la producción. Se trata de tareas voluntarias, pero es muy recomendable que hagáis de vez en cuando alguno, como complemento a los comentarios obligatorios de cada trimestre. De momento os dejaré aquí 3 textos para que elijáis (el primero es doble, pues se trata del texto de examen de la primera evaluación: que los de un grupo hagan el texto del otro grupo). A medida que me los entreguéis os pasaré el solucionario resuelto adjunto a la corrección de vuestro trabajo.

Aquí tenéis el documento. Haced click en el icono de la esquina superior derecha para descargarlo a vuestro ordenador desde Drive.


lunes, 18 de enero de 2021

2º de ESO: Trabajo de lectura sobre "De todo corazón"

 Aquí tenéis el trabajo de lectura de este trimestre. Como sabéis, la fecha de entrega es el 1 o el 2 de marzo, en función del subgrupo. Aquí podéis ver el trabajo y también descargarlo en PDF. También lo repartiré en papel en clase.



lunes, 4 de enero de 2021

2º de Bachillerato: Ejemplo de pregunta de producción: Elogio del que no lee

 Aquí os dejo la pregunta de producción que he incluido en el solucionario del trabajo a partir de Elogio del que no lee, explicada:


 

 

Un país que no lee es una sociedad esclava de la incultura y presa de la ignorancia

 

Leer es un acto revolucionario. No se es más libre que con un libro abierto en el regazo, entregado al mundo invocado en nuestra imaginación por la magia de la palabra escrita, que transforma en realidad momentánea las ficciones, que nos sumerge en otras vidas, que nos permite asistir a mundos imaginarios o reales, pasados o futuros. Leer te permite escapar del aquí y ahora, leer te enseña y leer te hace indiscutiblemente mejor. Y es por eso que los poderosos siempre han temido a la literatura.

La historia es rica en ejemplos: desde el siniestro Índice de Libros Prohibidos de la Inquisición hasta las ceremonias de quema de libros oficiadas por el régimen nazi, pasando, obviamente, por la labor censora a que todas las dictaduras se han entregado con fervor a lo largo del siglo XX (y de lo que llevamos del XXI). La propia ficción literaria también ofrece ejemplos: nada había más arriesgado en el 1984 de George Orwell que conseguir un poco de papel y un bolígrafo con el que escribir. En Fahrenheit 451, Ray Bradbury imagina una distopía en la que los bomberos se encargaban, paradójicamente, de quemar los libros. Tanto la historia de la censura como la propia literatura distópica ya nos avisan de que hay algo importante en la lectura. Importante y peligroso para el poder. Por eso leer es revolucionario. Y hoy lo es más que nunca.

Recién iniciados los años 20 del siglo XXI, nos encaminamos a pasos agigantados hacia otra distopía: la de la Idiocracia imaginada por Mike Judge en su película de 2006. Nuestra sociedad parece reivindicar la imbecilidad en los medios de comunicación de masas, en las redes y en los productos culturales de éxito. Inmediatez, simplicidad y fragmentarismo son los tres pilares en que se sostiene la cultura popular del siglo XXI, y nada hay más alejado del acto íntimo, profundo y lento de la lectura. Por ahí ya se reivindica la slow food como alternativa a la fast food. Quizá sea hora de echar el freno y reivindicar la slow culture, con la lectura como nuevo eje para un entretenimiento que nos haga mejores y menos idiotas.

 

 Explicación

Como recordaréis por las explicaciones sobre esta parte del examen, es fundamental empezar haciendo un mínimo borrador sobre lo que vamos a decir en nuestro texto. Ese borrador tiene que partir de tres preguntas básicas:

1. ¿Qué tesis voy a defender sobre el tema propuesto?

2. ¿Qué argumentos voy a utilizar para defender esa tesis?

3. ¿Cómo voy a estructurar mi texto?

Veamos cómo he respondido yo a estas tres cuestiones antes de lanzarme a escribir el texto que tenéis arriba.

1. ¿Qué tesis voy a defender sobre el tema propuesto?

Mi tesis será la siguiente: leer es un acto revolucionario, hoy más que nunca.

2. ¿Qué argumentos voy a utilizar para defender esa tesis?

Mis argumentos irán orientados a explicar por qué creo que leer es revolucionario. Para ello recurriré a argumentos de ejemplificación sobre cómo los poderosos han perseguido a la literatura a lo largo de la historia, por un lado, y a argumentos de ejemplificación/conocimiento enciclopédico de la misma cuestión en la propia literatura, por otro. También utilizaré un argumento comparativo entre el binomio fast food/low food y un hipotético binomio fast culture/slow culture. Para reforzar este argumento utilizaré otro más de ejemplificación/conmocimiento enciclopédico al referirme a la película Idiocracia.

Así, mi esquema de argumentos quedaría de la siguiente forma:

*Argumento de ejemplificación en la historia: la Inquisición española, los nazis.

*Argumento de ejemplificación en la literatura/conocimiento enciclopédico: 1984 y Fahrenheit 451.

*Argumento de ejemplificación en el cine/conocimiento enciclopédico: Idiocracia.

*Argumento de comparación-analogía entre la necesidad de slow food frente a la fast food y la necesidad de slow culture frente a la fast culture.

3. ¿Cómo voy a estructurar mi texto?

Optaré por una estructura de encuadre. En el primer párrafo plantearé mi tesis, y empezaré con la contundente frase "Leer es un acto revolucionario". dedicaré el primer párrafo a explicar el poder de la literatura como herramienta de entretenimiento y aprendizaje.

En el segundo párrafo desgranaré los argumentos de ejemplificación en la historia y la literatura que ilustran como la literatura siempre ha sido temida por los poderosos.

En el tercer párrafo me situaré en el contexto del siglo XXI y retomaré la tesis, profundizando ahora en por qué la literatura es ahora más revolucionaria que nunca, basándome en las dinámicas culturales de la actualidad y refiriéndome a la película Idiocracia.


2º de Bachilleratro: "Elogio del que no lee". Solucionario.

 Aquí va el solucionario del primer texto trabajado en este segundo trimestre:

SOLUCIONARIO

Elogio del que no lee

El 40% de los españoles no lee nunca. Lo que equivale a decir que tiene mucho más tiempo para todo lo demás. Por ejemplo, mientras usted lee un libro el no lector a lo mejor escribe uno. Dos o tres horas de tiempo libre no leyendo al día son dos o tres horas que puedes ir invirtiendo en escribir Guerra y Paz, ojo, aunque ya esté escrito. Porque si los primeros presumen de releer, a ver si es que un no lector no va a poder reescribir sin cambiar una coma y de pe a pa el libro de Tolstói. En plan novísimo.

 

Leer -como sucede con respirar, alimentarse o dormir- está sobrevalorado. Tengo un amigo que ha hecho grandes obras de arte jugando al Fifa en la Play y otro que lleva 25 años leyendo un libro que no ha empezado. Y no van por ahí con gafas de pasta tirándose el pisto por las librerías de Malasaña. Iñaki Uriarte afirma, en sus Diarios: "Antes estaba permitido decir: 'Yo, de ciencias, no tengo ni idea'. Ahora empieza a generalizarse: 'Yo no leo nunca'. Y el grupo se ríe con un gesto de aprobación".

 

No sólo es que haya gente que no lee libros (no leer ya está al alcance de cualquiera y se pueden no leer centenares de libros al año, algunos buenísimos, decía Juan Tallón). Sino que hay gente que trata la literatura como si te fuera a meter la salmonelosis en casa. "Compra pan, cariño. Mira el buzón. Y baja los libros a la basura, anda, que dan olor". Tantos libros se encuentran por ahí en los contenedores (incluso no siendo de coaching), que los barrenderos de Ankara han decidido rescatarlos y han montado una biblioteca con 5.000 ejemplares en una antigua fábrica de ladrillos. Kafka con olor a cáscara de mandarina. Bierce con manchas de kétchup. Onetti empapado de vino tinto... Así que en Turquía ya no saben quién ha hecho más por las letras turcas: si Orhan Pamuk, que ganó el Nobel de Literatura, o los profesionales de la inmundicia.

 

Al libro, en general, le sucede lo mismo que a Keith Richards. Cuanto más viejo está, cuanto más ajado, cuando más sobado, cuanto más muerto, más vivo parece. Si lo sabrá el británico. Una vez el guitarrista de los Stones se encontraba bastante mal y decidió ir al médico. Éste le miró, le auscultó, le hizo unas pruebas y le dio seis meses de vida. Richards salió atribulado, pero cuenta cómo acabó aquella predicción: acudió al entierro del doctor.

 

PEDRO SIMÓN,  30/01/2019

Resumen

 

Los índices de lectura de los españoles son muy bajos y la lectura se considera sobrevalorada en una sociedad con una oferta cultural cada vez mayor. No leer está dejando de ser motivo de vergüenza social y hay quien se define con orgullo como no lector. Incluso aparecen noticias como aquella reciente sobre la biblioteca que unos basureros turcos han montado con libros encontrados en los contenedores. Sin embargo, han sido muchas las ocasiones en que se ha dado al libro por muerto, y siempre ha resucitado, lo que invita a mantener la esperanza en el futuro de la lectura.

 

Tema

 

-          Reflexión irónica sobre los hábitos lectores de los españoles y reivindicación del futuro del libro.

 

 

 

Modalización

 

1.       LÉXICO VALORATIVO

 

Son numerosos los ejemplos de vocabulario valorativo, con el cual el autor realiza una valoración subjetiva de la realidad al tiempo que se refiere a ella. Es el caso de adjetivos tan reveladores como sobrevalorado, viejo, ajado, sobado o muerto, todos ellos aplicados al estado de la lectura y el libro, normalmente de manera irónica. También se utiliza novísimo, adjetivo que incluye además derivación apreciativa para llevar el adjetivo al grado superlativo, significando la condición vanguardista que adquiriría la reescritura de clásicos no leídos. En el terreno de los sustantivos también encontramos expresiones valorativas, como obras de arte, gafas de pasta o salmonelosis, que identifica la lectura con una enfermedad.

 

2.       DEXIS PERSONAL Y SOCIAL

Aunque el texto se presenta desde la tercera persona, el autor recurre a la primera persona para hablarnos de su caso personal relacionado con el tema del texto, al inicio del segundo párrafo (tengo un amigo…). Es también destacada la deixis social al principio del texto, donde el autor se dirige al lector tanto de usted (línea 2) como de tú (línea 4). Establece así un diálogo desenfadado con el lector al principio de su columna, anticipando el tono irónico y coloquial que predominará después.

3.       RECURSOS TIPOGRÁFICOS Y SIGNOS DE PUNTUACIÓN

El autor recurre en un par de ocasiones a los incisos, ya sea entre guiones (línea 7) o entre paréntesis (líneas 13 y 14, líneas 17 y 18). El primero de estos incisos hace equivalentes la lectura con la respiración, la alimentación o el sueño como actividades “sobrevaloradas”. El segundo inciso sirve al autor para apuntalar su opinión con un argumento de cita. Y el tercero contiene una especie de chiste sobre la escasa calidad literaria del género de autoayuda, al que refiere mediante el anglicismo coaching, recogido en cursiva. Todos estos incisos transmiten, en cierta manera, la subjetividad del autor, al suponer acercamientos al lector con los que se busca su complicidad.

4.       RECURSOS ESTILÍSTICOS

Recorre el texto al completo el recurso de la ironía, ya desde su título. La ironía consiste en la designación indirecta de la realidad, expresándose lo contrario de lo que se desea transmitir. Así, es evidente el tono irónico del título del texto (Elogio del que no lee), el de expresiones como “leer está sobrevalorado” o el de referencias como la que se hace al papel salvador de la literatura de los basureros turcos, por encima del del Nobel Orhan Pamuk. En el texto aparecen otros recursos como la hipérbole (“otro que lleva 25 años leyendo un libro que no ha empezado”, línea 9). Por último, es también destacable la comparación con que se cierra el texto, en la que se equipara al libro con la figura de Keith Richards, ambos dados por muertos en numerosas ocasiones para después revitalizarse.

5.       CAMBIOS DE REGISTRO

 

En el texto predomina un registro estándar, propio de este tipo de artículos de opinión sobre temas de actualidad, dirigidos a un público masivo y no especializado. Sin embargo, el autor hace uso de algunos términos y expresiones que acercan el texto a un tono más coloquial, logrando así una mayor cercanía con el lector. Es el caso de expresiones como “de pe a pa” (línea 6), “en plan…” (línea 6) o “tirándose el pisto” (línea 10). También aparece el tono coloquial cuando el autor se dirige al lector (“ojo”, línea 4) o cuando reproduce ese diálogo imaginario en el tercer párrafo (“cariño…”, “anda…”). Estos cambios de registro no sólo buscan la complicidad del lector, sino que están en perfecta consonancia con el tono irónico que preside todo el texto.


Producción

 

Un país que no lee es una sociedad esclava de la incultura y presa de la ignorancia

 

Leer es un acto revolucionario. No se es más libre que con un libro abierto en el regazo, entregado al mundo invocado en nuestra imaginación por la magia de la palabra escrita, que transforma en realidad momentánea las ficciones, que nos sumerge en otras vidas, que nos permite asistir a mundos imaginarios o reales, pasados o futuros. Leer te permite escapar del aquí y ahora, leer te enseña y leer te hace indiscutiblemente mejor. Y es por eso que los poderosos siempre han temido a la literatura.

 

La historia es rica en ejemplos: desde el siniestro Índice de Libros Prohibidos de la Inquisición hasta las ceremonias de quema de libros oficiadas por el régimen nazi, pasando, obviamente, por la labor censora a que todas las dictaduras se han entregado con fervor a lo largo del siglo XX (y de lo que llevamos del XXI). La propia ficción literaria también ofrece ejemplos: nada había más arriesgado en el 1984 de George Orwell que conseguir un poco de papel y un bolígrafo con el que escribir. En Fahrenheit 451, Ray Bradbury imagina una distopía en la que los bomberos se encargaban, paradójicamente, de quemar los libros. Tanto la historia de la censura como la propia literatura distópica ya nos avisan de que hay algo importante en la lectura. Importante y peligroso para el poder. Por eso leer es revolucionario. Y hoy lo es más que nunca.

 

Recién iniciados los años 20 del siglo XXI, nos encaminamos a pasos agigantados hacia otra distopía: la de la Idiocracia imaginada por Mike Judge en su película de 2006. Nuestra sociedad parece reivindicar la imbecilidad en los medios de comunicación de masas, en las redes y en los productos culturales de éxito. Inmediatez, simplicidad y fragmentarismo son los tres pilares en que se sostiene la cultura popular del siglo XXI, y nada hay más alejado del acto íntimo, profundo y lento de la lectura. Por ahí ya se reivindica la slow food como alternativa a la fast food. Quizá sea hora de echar el freno y reivindicar la slow culture, con la lectura como nuevo eje para un entretenimiento que nos haga mejores y menos idiotas.