Os presento a continuación un excelente relato breve obra de Marc Forcadell, de 1º de ESO A del IES La Vall de Segó, compuesto a partir de una oración inicial propuesta por mí: por fin conseguí que funcionase la máquina del tiempo.
LA MÁQUINA DEL TIEMPO
“Por fin conseguí que funcionase la máquina del tiempo”, pensó Mateo Rivas delante del quiosco mientras compraba el periódico. - Bueno, yo solo no, pero he sido parte de ello -.
Camino a su trabajo en el Hospital Provincial, Mateo recordó lo que había pasado ayer.
Eran pasadas las ocho de la tarde y se acababa de dar por terminada la rueda de prensa en la que su equipo había presentado un nuevo escáner que detecta el cáncer con mucha más antelación que los actuales, aumentando así las posibilidades de curación en un 50 por ciento más de media.
La sala de prensa del Hospital estaba abarrotada de periodistas de todas partes del mundo. El evento lo merecía. No siempre se da una noticia de esta importancia.
Al acabar la rueda de prensa, una mujer se acercó a Mateo:
- Hola, soy Silvia Rojas, de El País. Me han enviado para cubrir la noticia, ¿le importa si le hago un par de preguntas?
- Al contrario, encantado.
- ¿Cuál ha sido su aportación en este proyecto?
- He diseñado el software que interpreta los datos del escáner.
- ¿Qué valoración general puede hacer?
- Pretendemos ayudar a curarse al mayor número de gente posible.
- Vale, ya tengo suficiente. Muchas gracias.
Silvia empezó a caminar hacia la puerta de salida, y en ese momento recordó la enorme sonrisa de su padre, que no perdió ni en los momentos más duros de su enfermedad. Se paró, se dio la vuelta y se dirigió de nuevo a Mateo:
- ¿Sabe qué? Mi padre murió de cáncer hace 7 años, cuando yo estaba terminando mi penúltimo curso de carrera. Nunca me vio terminar la carrera, no me ha visto casarme, ni ha conocido a su nieto. Tal vez de haber existido esta nueva máquina se habría curado y habríamos tenido tiempo para compartir todo esto. Ahora para mí sólo existen los recuerdos del pasado, de los momentos vividos con mi padre, pero espero que esta máquina signifique un futuro de esperanza para muchas personas y les dé el tiempo que esta enfermedad nos ha arrebatado a mi padre y a mí.
Esa noche Mateo se fue a cenar a un restaurante con su familia para celebrarlo. Llegó a casa tan excitado y tan contento que apenas pudo conciliar el sueño.
Esta mañana, de camino al trabajo, al pasar por delante del quiosco ha visto el titular de El País: “Un equipo del Hospital Provincial inventa la máquina del tiempo”. Ahora ha comprendido la transcendencia de su trabajo. Con una enorme sonrisa ha pensado: “Por fin conseguí que funcionase la máquina del tiempo”.