domingo, 23 de octubre de 2016

Diario de... Por Marc Forcadell (1º ESO A)

Como resultado de la actividad complementaria sobre el diario, estoy recibiendo algunas propuestas muy interesantes en forma de entradas de diarios de personajes de ficción. Os presento hoy una de ellas, obra de Marc Forcadell, de 1º de ESO A. Veamos si os suenan los personajes de esta historia...

El día de la cosecha
                                                          


16 – 03 – 2016

No sé por qué lo llaman el día de la cosecha, porque ninguna hortaliza, ni fruta, ni grano, ni legumbre es cosechada. Lo que se cosechan son tributos, adolescentes que dan su vida para la diversión de todo Panem. 

Menos mal que esta mañana no me he escapado con Gale. He estado a punto de hacerlo. Si me hubiera ido no habría estado allí esta tarde y nada hubiera podido hacer. 

El distrito está lleno todo el día de agentes de la paz. Tiene gracia, agentes de la paz los llaman. Qué contrasentido. No hay paz sin libertad. 

Cuando he vuelto del bosque he visto a Prim. A sus doce años es la primera vez que puede ser elegida como tributo. – No te preocupes hermanita -, le he dicho – es prácticamente imposible que te elijan la primera vez -. 

A mediodía, han sonado las campanas: comienza la cosecha. Mi hermana y yo nos hemos registrado, y luego nos han puesto en filas ordenadas por edades. 

Unos minutos más tarde, ha aparecido sobre el escenario la representante del Capitolio. Nunca vemos por el distrito 12 esa ropa ni esos zapatos. Terminada la absurda propaganda de los juegos que nadie, fuera del Capitolio cree, ha sacado una de las papeletas de la urna de las chicas. - Primrose Everdeen -. 

He sentido como el mundo, tal y cómo lo conocía, se desmoronaba delante de mí. Mi hermanita pequeña. Es sólo una niña. No podía permitirlo. Tenía que protegerla. Por eso me he presentado voluntaria. 

Cuando he subido al escenario como tributo me he dado cuenta de verdad de lo que acababa de pasar: era una de los participantes de los juegos del hambre. La cabeza me ha empezado a dar vueltas y no recuerdo nada más de lo que pasó hasta que me metieron en una de las habitaciones del Edificio de Justicia. De ahora en adelante, pase lo que pase, la vida ya no será igual para mí. 

Como tributo masculino han elegido a Peeta Mellark, el hijo del panadero. 

Los agentes de la paz me han dado unos minutos para despedirme de mi madre, de Prim y de Gale. – “Intenta ganar, a lo mejor puedes” – me ha dicho mi hermana. – Intentaré ganar por ti – le he dicho, consciente de que es casi imposible. A Gale le he pedido que no deje que mi familia se muera de hambre. 

Después, a Peeta y a mí nos han metido en un tren que nos lleva al Capitolio. Jamás había visto tanto lujo y tanta comida junta. Ahora que estoy intentando dormir en el tren, estoy poniendo en orden mis pensamientos y veo claramente que mi vida, la vida que yo conocía con los planes que tenía previstos se ha terminado, todo se ha ido al garete y de momento sólo veo oscuridad delante de mí.

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