Introducción
La evaluación de las lecturas obligatorias en secundaria es un tema espinoso, empezando por su propia naturaleza: ¿por qué convertir en obligatorio algo que todos los profesores consideramos un placer? La respuesta directa nos la arroja la cruda realidad: porque ningún adolescente va a leer motu proprio el Cantar de Mío Cid, La Celestina, el Lazarillo o cualquier otra obra de nuestra tradición sin abandonar horrorizado al primer intento. Y es comprensible. Yo mismo recuerdo con pavor mi paso por 4º de ESO, cuando tuve que leer La familia de Pascual Duarte mientras el cuerpo me pedía seguir con Tolkien, Asimov o Stephen King, mis lecturas de cabecera por aquel entonces. Más allá de consideraciones bienintencionadas, lo cierto es que, hoy por hoy, no parece posible renunciar a la obligatoriedad de las lecturas, al menos en lo que a las obras canónicas de nuestra tradición se refiere.
Constatado el hecho de que hay obras que sólo serán leídas por un adolescente si se le obliga, lo inteligente parece ser intentar facilitarle el tránsito por sus páginas. Hagamos de la lectura obligatoria una experiencia enriquecedora, satisfactoria y lo más lúdica posible. Huyamos de la evaluación cuantitativa y memorística de una actividad cuya esencia es ser fuente de placer. No podemos "vender la moto" a nuestros alumnos con que la lectura es un ejercicio recreativo para a continuación amanazarles con un examen escrito de obligada superación para poder aprobar la asignatura. Que la pesadez que implica su obligatoriedad quede sepultada por un enfoque novedoso y atractivo para el alumno, que intente aprovechar las inmensas posibilidades de esta era de maravillas que nos ha tocado en suerte vivir.
Todas estas consideraciones, que me iban rondando en mi corta experiencia como recién llegado al mundo de la docencia, se vieron reforzadas en el curso 2014-2015, cuando pude compartir proyectos y vivencias con una compañera inspiradora. Maite Monar, profesora del departamento de Valenciano del IES La Serranía, llevaba a cabo prácticas docentes que me hicieron constatar mis intuiciones previas: se puede reforzar la enseñanza de la literatura con nuevos enfoques, dejando atrás prejuicios sobre la tecnología y saliendo de la zona de confort en que las prácticas educativas tradicionales nos tienen encorsetados. Vi a Maite usar Twitter con sus alumnos, planificar yincanas literarias y hasta convertir a sus chavales en organizadores de eventos, fomentando el uso de las TIC en todo momento. Además, había recogido sus experiencias y las de otros compañeros en un libro del que era coordinadora, Com triomfar amb les TIC en la promoció lectora, que recomiendo encarecidamente. Con el poso de todas estas vivencias y el libro de Maite acompañándome en mis vacaciones estivales, decidí plantear una nueva forma de enfocar la evaluación de las lecturas para este curso. La experiencia de lectura aumentada en 4º de ESO de las Rimas y Leyendas, de Gustavo Adolfo Bécquer, ha sido mi primera incursión en esta nueva forma de enfocar la educación literaria. Y el resultado ha sido enormemente satisfactorio.
Rimas y leyendas: un proyecto de lectura aumentada.
El proceso de trabajo se dividió en tres momentos sucesivos, de cuya estructura fueron informados en el aula y en esta entrada. En esta otra incluí la rúbrica de evaluación que diseñé para la actividad:
1. Antes de la lectura
Los alumnos tenían que enviarme por correo electrónico un pequeño texto de impresiones prelectura, en el que comentasen qué esperaban de la obra que se disponían a leer. La mayoría de ellos no tenía muy claro qué era eso del Romanticismo, y por el título del libro intuían que incluiría tanto poesías como historias de misterio. Esa segunda parte parecía llamarles más la atención, y generarles expectativas favorables. El grupo funcionó muy bien y no hubo rezagados a la hora de entregar esta primera parte del trabajo.
2. Durante la lectura
Aquí los alumnos participaron, durante aproximadamente un mes, en la lectura comentada de la obra, en forma de tertulia digital. Para ello habilité dos canales de participación: por un lado, publiqué una entrada dedicada exclusivamente al comentario del texto. Por otro, potencié el uso de Twitter mediante el hashtag #ryl15. Con esos dos canales abiertos, los chicos y chicas se dedicaron a ir comentando sus impresiones sobre la lectura. Ante el desconcierto inicial de los alumnos frente a una actividad de este tipo (¿interactuar con mi profesor en Twitter fuera del aula?) tuve que publicar una entrada explicando con mayor detalle qué les pedía para esta tertulia digital. Este tipo de ejercicio es enormemente beneficioso, pues no sólo permite al profesor ir monitorizando el ritmo de la lectura de sus alumnos más allá de las estrechas limitaciones de tiempo de las sesiones lectivas, sino que inserta la propia lectura en la dinámica social de la red. Esta parte del trabajo funcionó de forma algo irregular. Algunos alumnos se mostraron muy entusiastas y participaron activamente, pero otros dejaron su participación digital para última hora, o la realizaron de forma algo pobre, desaprovechando las vastas posibilidades de la comunicación digital. Volveré sobre este tema al plantear mis conclusiones.
Aquí podéis ver algunas capturas realizadas durante la tertulia digital:
3. Tras la lectura
Una vez realizada la tertulia digital, llegaba el momento de ponerse manos a la obra realizando un trabajo en grupo consistente en la publicación de una página web sobre las Rimas y Leyendas. Para ello les sugerí la utilización de la plataforma Wix, que conocí gracias a Maite el curso anterior y que facilita la creación de espacios web mediante el uso de plantillas predefinidas, con una interfaz sencilla e intuitiva, perfectamente accesible para los jóvenes actuales, ya nativos digitales. El resultado final de estos trabajos puede verse en esta entrada. De nuevo, el fruto cosechado es variado, con ejemplos excelentes y con otros de resultado más mediocre. Hay alumnos que se han limitado a consignar los apartados mínimos exigidos (reseña biográfica y comentario personal de la lectura) y otros que han dado rienda suelta a su creatividad, incluyendo creaciones literarias propias, grabaciones en vídeo, memes y hasta la elaboración de perfiles de Bécquer en las distintas redes sociales.
A continuación presento una muestra significativa de algunos de los mejores trabajos:
Diseño general. Las webs debían incluir como mínimo una reseña biográfica y el comentario personal de cada miembro del grupo.
Creaciones propias. Algunas alumnas se animaron con sus propias leyendas y rimas "al estilo Bécquer".
Bécquer en las redes sociales. El poeta es más activo en Twitter que en Facebook. Admito que me quedé esperando su perfil en Meetic XD
El lado más cómico vino con algún sketch en vídeo, varios memes y conversaciones de Whatsapp robadas al pobre Gustavo Adolfo.
Conclusiones
La experiencia de trabajar así la literatura ha sido enormemente satisfactoria, tanto para mí como para los alumnos. El objetivo conseguido ha sido triple: por un lado, la lectura de las Rimas y Leyendas les ha acompañado durante todo el trimestre, y no sólo en la semana del examen o entrega de trabajo, como suele ocurrir con frecuencia; por otro lado, han sacado la lectura del aula y la han llevado a internet, jugando en diverso grado con las posibilidades de la comunicación digital; por último, hemos conseguido eso que tantas veces anhelamos y tan pocas veces conseguimos: la transmisión de conocimiento de forma amena.
No obstante, el balance final también arroja algunas sombras, y hay algunos elementos por pulir, sobre los que trabajaremos en los próximos trimestres: la escasa participación de algunos alumnos en la tertulia digital (se ha revelado una enorme asimetría dentro del aula en el uso de las TIC) y cierto desaprovechamiento de las posibilidades de la comunicación digital en algunos trabajos finales. Creo que estas limitaciones podrán ir subsanándose a lo largo del resto del curso. No pierdo de vista que esta era su primera experiencia de este tipo y que, sin duda, ver los trabajos de sus compañeros y compañeras espoleará su imaginación.
Recomiendo encarecidamente este tipo de enfoques para la educación literaria. Es cierto que requieren mucho más trabajo por nuestra parte que la enseñanza magistral de contenidos y evaluación mediante examen tradicional, pero también es verdad que el resultado final es mucho más satisfactorio y enriquecedor para todos. Además, permite al docente mantenerse al día con las TIC y estar en contacto de forma más estrecha con el universo de sus alumnos.
Para terminar, me gustaría volver a recomendar la obra coordinada por Maite Monar, Com triomfar amb les TIC en la promoció lectora. Sin ellas (obra y compañera), esta entrada no habría visto la luz. Y probablemente me habría pasado el fin de semana corrigiendo exámenes sobre Bécquer ;-)