Aquí os dejo la pregunta de producción que he incluido en el solucionario del trabajo a partir de Elogio del que no lee, explicada:
Un
país que no lee es una sociedad esclava de la incultura y presa de la
ignorancia
Leer es un acto revolucionario. No se es más libre que con un libro abierto en el regazo, entregado al mundo invocado en nuestra imaginación por la magia de la palabra escrita, que transforma en realidad momentánea las ficciones, que nos sumerge en otras vidas, que nos permite asistir a mundos imaginarios o reales, pasados o futuros. Leer te permite escapar del aquí y ahora, leer te enseña y leer te hace indiscutiblemente mejor. Y es por eso que los poderosos siempre han temido a la literatura.
La historia es rica en ejemplos: desde el siniestro Índice de Libros Prohibidos de la Inquisición hasta las ceremonias de quema de libros oficiadas por el régimen nazi, pasando, obviamente, por la labor censora a que todas las dictaduras se han entregado con fervor a lo largo del siglo XX (y de lo que llevamos del XXI). La propia ficción literaria también ofrece ejemplos: nada había más arriesgado en el 1984 de George Orwell que conseguir un poco de papel y un bolígrafo con el que escribir. En Fahrenheit 451, Ray Bradbury imagina una distopía en la que los bomberos se encargaban, paradójicamente, de quemar los libros. Tanto la historia de la censura como la propia literatura distópica ya nos avisan de que hay algo importante en la lectura. Importante y peligroso para el poder. Por eso leer es revolucionario. Y hoy lo es más que nunca.
Recién iniciados
los años 20 del siglo XXI, nos encaminamos a pasos agigantados hacia otra distopía:
la de la Idiocracia imaginada por
Mike Judge en su película de 2006. Nuestra sociedad parece reivindicar la
imbecilidad en los medios de comunicación de masas, en las redes y en los
productos culturales de éxito. Inmediatez, simplicidad y fragmentarismo son los
tres pilares en que se sostiene la cultura popular del siglo XXI, y nada hay
más alejado del acto íntimo, profundo y lento de la lectura. Por ahí ya se
reivindica la slow food como alternativa
a la fast food. Quizá sea hora de
echar el freno y reivindicar la slow
culture, con la lectura como nuevo eje para un entretenimiento que nos haga
mejores y menos idiotas.
Explicación
Como recordaréis por las explicaciones sobre esta parte del examen, es fundamental empezar haciendo un mínimo borrador sobre lo que vamos a decir en nuestro texto. Ese borrador tiene que partir de tres preguntas básicas:
1. ¿Qué tesis voy a defender sobre el tema propuesto?
2. ¿Qué argumentos voy a utilizar para defender esa tesis?
3. ¿Cómo voy a estructurar mi texto?
Veamos cómo he respondido yo a estas tres cuestiones antes de lanzarme a escribir el texto que tenéis arriba.
1. ¿Qué tesis voy a defender sobre el tema propuesto?
Mi tesis será la siguiente: leer es un acto revolucionario, hoy más que nunca.
2. ¿Qué argumentos voy a utilizar para defender esa tesis?
Mis argumentos irán orientados a explicar por qué creo que leer es revolucionario. Para ello recurriré a argumentos de ejemplificación sobre cómo los poderosos han perseguido a la literatura a lo largo de la historia, por un lado, y a argumentos de ejemplificación/conocimiento enciclopédico de la misma cuestión en la propia literatura, por otro. También utilizaré un argumento comparativo entre el binomio fast food/low food y un hipotético binomio fast culture/slow culture. Para reforzar este argumento utilizaré otro más de ejemplificación/conmocimiento enciclopédico al referirme a la película Idiocracia.
Así, mi esquema de argumentos quedaría de la siguiente forma:
*Argumento de ejemplificación en la historia: la Inquisición española, los nazis.
*Argumento de ejemplificación en la literatura/conocimiento enciclopédico: 1984 y Fahrenheit 451.
*Argumento de ejemplificación en el cine/conocimiento enciclopédico: Idiocracia.
*Argumento de comparación-analogía entre la necesidad de slow food frente a la fast food y la necesidad de slow culture frente a la fast culture.
3. ¿Cómo voy a estructurar mi texto?
Optaré por una estructura de encuadre. En el primer párrafo plantearé mi tesis, y empezaré con la contundente frase "Leer es un acto revolucionario". dedicaré el primer párrafo a explicar el poder de la literatura como herramienta de entretenimiento y aprendizaje.
En el segundo párrafo desgranaré los argumentos de ejemplificación en la historia y la literatura que ilustran como la literatura siempre ha sido temida por los poderosos.
En el tercer párrafo me situaré en el contexto del siglo XXI y retomaré la tesis, profundizando ahora en por qué la literatura es ahora más revolucionaria que nunca, basándome en las dinámicas culturales de la actualidad y refiriéndome a la película Idiocracia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario