miércoles, 2 de diciembre de 2020

Modalización de "Enamorados"

 

Enamorados

Rosa Solbes

Qué terrible comprobar que las últimas víctimas mortales de la violencia machista, como sus verdugos, rondan apenas los 20 años. En Xàbia, Paterna, Granada... cuatro jovencísimos cadáveres en tan sólo unas horas dejando en evidencia el que probablemente constituye uno de los más estrepitosos fracasos en la transmisión de valores. Naufragio educativo que no tiene que ver con el boletín de notas, sino con algo mucho más grave: con la impotencia demostrada por la escuela, las familias y los medios de comunicación para impedir que se reproduzcan e incluso refuercen entre la juventud los estereotipos de género.

Profesoras y amigas con hijas expresan serias inquietudes ante el tipo de vínculos que algunas adolescentes consienten establecer con sus "novietes", en ocasiones imberbes inseguros pero exigentes, "celosos" y posesivos, tensos y alertas ante cualquier signo de independencia por parte de "su" chica (actitudes que muchas de las hoy maduras ya no toleramos hace décadas). Y estas niñas de hoy, en apariencia listas y aplicadas, "modernas" en su trato con familia y amistades, se acaban convirtiendo en Penélopes rendidas en las trampas del primer amor, incluso halagadas ante las demandas de exclusividad, ignorantes (ellas y ellos) del siniestro significado y posibles consecuencias de ese tipo de relación. El símil homérico se lo debo al libro de Charo Altable, que desde hace años trabaja con estudiantes y estudiantas en pos de "una coeducación sentimental consciente que pueda transmitir conceptos saludables y placenteros del amor".

El Centro Reina Sofía ha constatado que los femicidios afectan a mujeres cada vez más jóvenes, y el año pasado fueron asesinadas más en el tramo de edad entre 15 y 24 años que entre 25 y 34. Quizá sea una situación meramente coyuntural, pero de las 7 que llevamos caídas en 2005 casi la mitad eran crías, incluyendo el caso atroz de la chica tiroteada junto con su novio por haber abortado un embarazo y una relación anterior. Aquel despechado es el penúltimo cachorro mudado en asesino. Alguien le había dejado creer que amar y ser amado consiste en apoderarse de un cuerpo y de una voluntad.

 

 

MODALIZACIÓN:

1.       LÉXICO VALORATIVO

El uso de léxico valorativo es el mecanismo modalizador más significativo de este texto, en el que abundan los términos que sirven a la autora para realizar un juicio de valor sobre el contenido. Podemos citar, entre otros, los adjetivos terrible (Qué terrible…, línea 1), estrepitosos (estrepitosos fracasos, línea 4), grave (algo mucho más grave, línea 5) o la retahíla de adjetivos calificativos con que se define a los novios controladores (inseguros, exigentes, celosos, posesivos…, líneas 9 y 10). Son también importantes los sustantivos con carga valorativa, en algunos casos usados en sentido figurado, como naufragio (línea 4). Verdugos, en la línea 2, define a los asesinos de jóvenes adolescentes, y cachorro, al final del texto, enfatiza la escasa edad de los homicidas. Destacan también algunas derivaciones apreciativas, como jovencísimos (línea 2) o novietes (línea 9). Por último, podemos también señalar el uso no normativo de estudiantas, con el objetivo de poner de relieve el género de las jóvenes.

2.       DEXIS PERSONAL Y SOCIAL

Aunque el texto se presenta desde la tercera persona, la autora recurre a la primera persona en un par de momentos significativos. En el segundo párrafo, en pleno cuerpo argumentativo del texto, cuando se erige en portavoz de su generación al señalar que las hoy maduras ya no toleramos… Y, más adelante, cuando dice el símil homérico se lo debo a Charo Altable. Estos dos cambios puntuales a la primera persona sirven a la autora para dotar al texto de una mayor carga subjetiva.

 

3.       RECURSOS TIPOGRÁFICOS Y SIGNOS DE PUNTUACIÓN

La autora recurre a recursos tipográficos como las comillas para “noviete”, “celosos” o “suchica, en las líneas 9 y 10, con los que transmite un doble sentido. Ni un noviete es algo que tomar a la ligera a pesar del diminutivo, ni los celos son justificables, ni, por supuesto, nadie puede considerar suya a una chica. También recurre a las aclaraciones entre paréntesis que arrojan información extra para el lector, en las línjeas 11 y 14.

 

4.       RECURSOS ESTILÍSTICOS

El texto no es especialmente rico en recursos estilísticos, pero podemos destacar un par de usos metafóricos con los que la autora adorna su exposición, otorgándole una apariencia más literaria. Es el caso de naufragio educativo, en la línea 4 y, sobre todo, se acaban convirtiendo en Penélopes (línea 13). Esta última metáfora es especialmente poderosa, al identificar a las adolescentes víctimas de maltratos con el estereotipo homérico de Penélope, imagen de la esposa fiel y abnegada.

 

5.       MODALIDAD ORACIONAL

 

En el texto predomina la modalidad oracional enunciativa, que otorga apariencia de objetividad y certeza al contenido expuesto por la autora. Sin embargo, podemos encontrar algún que otro ejemplo de modalidades oracionales diferentes. Es el caso de la oración exclamativa con que se inicia el texto: Qué terrible comprobar que las últimas víctimas mortales… Al optar por esta modalidad oracional, la autora enfatiza la gravedad de la idea expuesta en esas primeras líneas, la poca edad de las víctimas de violencia de género.

 


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